A tan solo un mes de la celebración del nacimiento del hijo de Dios, el cabeza de la Iglesia cristiana habla. ¡Menudo revuelo se ha montado! Resulta ser incierto que Jesús de Nazaret naciera entre un buey y una mula. Y, a partir de ahora. ¿qué haces? ¿Conservas estas figuras o las descartas del pesebre? Entonces, piensas en cómo será recorrer las calles de Madris, ojeando los Belenes; pero sin estos dos singulares animales. O la sensación de construir el Belén y, ante tu reflejo de colocarlos donde siempre han estado, tener que decidir entre tres opciones: ponerlos en su lugar; guardarlos como recuerdo; o, la medida más drástica, tirarlos al cubo de la basura.
Cuando expones tu tricotomía a tu familia, para formar un juicio definitivo sobre ello, llega tu hermana y exclama: ¡y qué pasa con los villancicos! Y comenzará a cantar, para hacer hincapié en su duda: "Entre un buey y una mula, Dios ha nacido...". Y tu indecisión sigue sin resolverse.
No obstante, las repercusiones de aquella afirmación eclesiástica son mucho más trascendentales. Sitúate en la cena de Navidad. Todo un emperifollado tumulto se reúne en tu casa. La comida y la bebida se amontonan, tu madre ha cocinado para alimentar a cuatro equipos de fútbol. Sentado en derredor de la mesa, hablando del año que ha pasado e intentando barruntar lo que vendrá en el siguiente. Justo en ese momento, tu querida hermana menos introduce un CD en el equipo de música. El pánico se dibuja en tu cara: no quieres que se forme el caos. Empero, ya es demasiado tarde para evitarlo. El villancico resuena en todo el edificio y, uno de tus tíos, comienza el debate. Sin embargo, ocurre lo de siempre: el coloquio se transforma en una asonada. En ese preciso instante, es cuando se arma el Belén de verdad.
Oye, has visto...
Se habla de todo y, a la vez, de nada.
27 nov 2012
24 nov 2012
La noble batalla contra la Prima de Riesgo
La
crisis
económica
no
puede
durar
para
siempre.
¿Cómo
se
saldrá
de
esta
situación?
¿Se
conseguirá
pagar
la
deuda
y
sus
intereses?
No
es
momento
para
perder
el
tiempo,
pero
las
historias
ayudan
a
ver
las
cosas
de
otro
modo:
Érase
una
vez
una
hermosa
princesa.
Era
hija
única
y
sus
padres
complacían
todos
sus
deseos:
ropa,
artilugios
tecnológicos,
complementos...
La
dama
moraba
en
un
reino
llamado
Riesgo,
el
más
rico
de
la
comarca,
y
su
nombre
era
Prima.
Su
larga,
brillante
y
voluminosa
melena
rubia;
sus
ojos
pardos;
y
su
blanquecina
piel
hacían
que
pareciese
todavía
más
bella.
Sin
embargo,
pese
a
sus
riquezas
y
su
encanto,
ningún
heredero
de
los
otros
feudos
accedía
a
tomarla
como
esposa.
La
esbelta
doncella
tenía
fama
de
ser
una
persona
muy
interesada.
Es
decir,
sólo
concedía
favores
si
ella
obtenía
algún
beneficio.
Además,
exigía
mucho
más
de
lo
que
se
dignaba
a
prestar.
Siendo
la
aristócrata
conocedora
de
su
reputación
y
de
su
situación
con
los
sucesores,
quiso
vengarse.
Su
plan
consistiría
en
declarar
la
guerra
a
los
pueblos
vecinos
para
dejarles
endeudados
y
en
la
miseria.
Así,
éstos
dependerían
de
ella
para
poder
subsistir
y,
a
cambio
de
sus
favores,
ella
podría
escoger
a
uno
de
los
primogénitos
para
casarse
con
él.
Comenzó
a
ejecutar
su
idea
con
Grecia
pues
consideraba
que,
al
ser
un
país
con
unos
monarcas
muy
inestables,
lograría
antes
su
objetivo.
Y
así
fue,
la
región
quedó
devastada
y
sus
soberanos
se
vieron
obligados
a
aceptar
el
préstamo
de
la
princesa.
La
maligna
Prima
de
Riesgo
prosiguió
con
Italia
y,
aunque
la
resistencia
fue
mayor,
el
destino
fue
idéntico.
Entonces,
llegó
hasta
España;
pero
allí
quedó
prendada
de
un
apuesto
campesino
con
el
que
comenzó
a
coquetear.
Al
ver
lo
que
estaba
ocurriendo,
los
jefes
de
los
otros
señoríos
decidieron
que
sus
descendientes
varones
se
reuniesen
en
secreto
para
llegar
a
una
determinación.
En
esa
asamblea,
resolvieron
confiar
los
unos
en
los
otros
y
luchar
unidos
ya
que
todos
tenían
un
mismo
fin.
Una
vez
estuvo
todo
preparado,
las
naciones
compartieron
todos
sus
recursos
disponibles
para
poder
acabar
con
aquella
maldita
crisis.
Sus
fuerzas
juntas
eran
más
numerosas
y,
además,
la
princesa
había
bajado
la
guardia
con
el
labrador.
Gracias
a
todo
esto,
los
patriarcas
alcanzaron
la
victoria
y
la
Prima
de
Riesgo
fue
encarcelada
hasta
el
fin
de
sus
días.
Aprendida
la
lección,
los
habitantes
de
todos
los
lugares
no
dejaron
que
volviese
a
existir
una
Prima
de
Riesgo
nunca
más.
...el otoño llama a tu puerta
¿De verdad ha llegado? Se preguntarán los ciudadanos madrileños. Acostumbrados a los extremos y no a las temperaturas suaves, no se dan cuenta de que los cambios ya están aquí.
Los árboles cambian su imagen vistiéndose de marrón y negro. El viernto les ayuda a deshacerse de los coloridos complementos del verano. Las hojas caen y los animales ultiman los preparativos para el invierno. El sol, cada vez más tímido y con menos fuerza, va desapareciendo. Y llega la lluvia...
Comienzan los recuerdos del verano: el ardiente sol, la playa, el rugir de las olas, los gritos de los niños que juegan al fútbol en la plaza del pueblo...Afloran los sentimientos de tristeza y nostalgia. Las personas también prefieren vestir otro atuendo - o, más bien, se ven obligados a ello. Es curioso que hasta la actitud cambie. ¿Dónde quedó la jovialidad y vitalidad de la estación pasada? Vuelta a la rutina, vuelta al trabajo, al estudio y al quedarse en casa. Parece ser que el otoño trae consigo el cansancio, el derrotismo o la resignación. Los individuos sueñan con la diversión anterior y ansían la futura.
Sin embargo, no se empapan del verdadero espíritu de esta época. Si la naturaleza realiza un cambio todos los años, será por algo ¿no? Es el momento de tomarnos un respiro, de pensar en el porvenir, de centrarnos en lo que de verdad importa. Es la hora de aprender, de mirar, de experimentar. De verdad, ¿no lo oyes?
Te está llamando, ábrele.
17 nov 2012
Los coches o cómo dar una imagen u otra
Es conocido por todos el juego del "coche amarillo": si se vislumbra
uno, aunque sea en la lejanía, el compañero recibe un fuerte puñetazo en
el brazo. En este caso, sólo se tiene en cuenta la tonalidad del
vehículo, no la marca. Sin embargo, únicamente en situaciones como la
descrita, las personas no se fijan en la marca.
En esta sociedad de consumo, en la que la imagen que e muestra de uno mismo es lo que realmente tiene valor, el automóvil es uno de esos asuntos que han ido cobrando cada vez más relevancia. Pocos son los que se conforman con poseer "algo" con lo que poder moverse. Como apuntan los últimos datos arrojados por el CIS, Mercedes y Audi han aumentado sus ventas en estos nueve últimos meses. Es decir, tanto estadounidenses, como europeos o chinos prefieren coches de alta gama. Al igual que no es lo mismo disponer de una Blackberry que de un Iphone, no puede significar lo mismo manejar un BMW que un Ford; ni tampoco ser el propietario de un biplaza o de un todo terreno. No puede ser igual y no lo es.
Teniendo en cuenta el tamaño, ¿qué impresión da un hombre conduciendo un cuatro por cuatro? Debido a las dimensiones de este, parece que el dueño está observando desde la atalaya como si fuese un ciervo. Por el contrario, si el vehículo es un biplaza, la sensación que provoca es de menudez y sencillez.
Con respecto a la empresa que ha fabricado el automóvil, también existen clichés. Un ejecutivo siempre dispondrá de un coche de alta gama, ¿o no? Y atendiendo al color del producto, igualmente saltan a la vista las diferencias. Los colores vivos y alegres se relacionan con la inmadurez o con el ser indómito. No obstante, las tonalidades oscuras son las predominantes ya que confieren ciertos valores como la sobriedad, la responsabilidad.
En definitiva, lo que influye en este juego de las percepciones, roles o estereotipos es el grado de esnobismo al que los sujetos lleguen.
En esta sociedad de consumo, en la que la imagen que e muestra de uno mismo es lo que realmente tiene valor, el automóvil es uno de esos asuntos que han ido cobrando cada vez más relevancia. Pocos son los que se conforman con poseer "algo" con lo que poder moverse. Como apuntan los últimos datos arrojados por el CIS, Mercedes y Audi han aumentado sus ventas en estos nueve últimos meses. Es decir, tanto estadounidenses, como europeos o chinos prefieren coches de alta gama. Al igual que no es lo mismo disponer de una Blackberry que de un Iphone, no puede significar lo mismo manejar un BMW que un Ford; ni tampoco ser el propietario de un biplaza o de un todo terreno. No puede ser igual y no lo es.
Teniendo en cuenta el tamaño, ¿qué impresión da un hombre conduciendo un cuatro por cuatro? Debido a las dimensiones de este, parece que el dueño está observando desde la atalaya como si fuese un ciervo. Por el contrario, si el vehículo es un biplaza, la sensación que provoca es de menudez y sencillez.
Con respecto a la empresa que ha fabricado el automóvil, también existen clichés. Un ejecutivo siempre dispondrá de un coche de alta gama, ¿o no? Y atendiendo al color del producto, igualmente saltan a la vista las diferencias. Los colores vivos y alegres se relacionan con la inmadurez o con el ser indómito. No obstante, las tonalidades oscuras son las predominantes ya que confieren ciertos valores como la sobriedad, la responsabilidad.
En definitiva, lo que influye en este juego de las percepciones, roles o estereotipos es el grado de esnobismo al que los sujetos lleguen.
Unas mentes prudentes
Las mujeres, siempre tan
prudentes en todos los aspectos. Aunque es una de las virtudes
cardinales, en las féminas se puede convertir, rápidamente, en un
vicio. Como dirían los más mayores: ellas piensan lo que dicen y
nunca dicen lo que piensan. Pecan por callar y aguantar el chaparrón,
como si llevasen un corsé que las dejase sin aliento y sin
respiración. Viven preocupadas por discernir y distinguir lo que es
bueno y lo que es malo para seguirlo o huir de ello. Como dirían los
más pequeños: marcan lo que es correcto y lo que es incorrecto.
Cohibidas por el “qué dirán”, nunca se sueltan la melena del
todo. Tienen demasiado en cuenta la apariencia y no dejan que se
invada su territorio tan fácilmente. Cautas hasta límites
insospechados, se mueven más en la oscuridad, en las sombras, que en
la luz: maquinando su futura hazaña; reptando, cual serpiente, para
lograr su próximo objetivo; esperando el momento idóneo para dar el
golpe…Si bien parece que el balcón es su hábitat (ya que pueden
resultar muy presumidas), es el patio trasero donde se manifiestan en
su máximo esplendor. Lejos de los ojos vigilantes de otras personas,
ya no están expuestas a ningún juicio por parte de nadie y pueden
desfogarse siendo ellas mismas.
Esa supuesta templanza,
que las caracteriza, supone que se oculten, que no salgan de sus
límites, que no destaquen. Su pensamiento es tan moderado que las
neutraliza como un muro que no deja que el agua lo atraviese. Ni el
amor, sentimiento que permite que salgan los instintos más básicos
de los humanos, puede hacer que aparezca una mancha en sus
currículos. ¡Dónde queda la pasión y rebeldía de aquellos
jóvenes enamorados que se escapaban, al caer el sol, para vivir su
prohibido romance en la profundidad e intimidad que les otorgaban los
bosques!
¿Y quién ha decidido que sean así? La naturaleza,
constantemente, nos da lecciones: si hay luz, hay oscuridad; si hay
tierra, también hay mar; si hay sol, también hay lluvia…Es decir,
en la humanidad, como en todo, tiene que haber un equilibrio. Si la
esencia del hombre es ser impulsivo, la de la mujer será todo lo
contrario.
Sin embargo, pese a la naturaleza y pese a que ya no existen ni “Romeos” ni “Julietas”,
deberíamos dejarnos llevar prudentemente; puesto que, cuando lo
hemos hecho, hemos alcanzado cosas maravillosas.
27 oct 2012
Quien algo quiere, algo le cuesta
¿Qué significaría conseguir un Óscar o un Goya? Si alguien ha tenido la suerte de haber recibido alguno, ¿qué se siente al tenerlo, por fin, entre las manos? No son muchos los afortunados que son galardonados de esta forma. Sin embargo, todo el mundo obtiene, de una manera u otra, un premio a lo largo de su historia; y, aunque parezca no ser tan importante como un reconocimiento público, puede hacer que las personas se sientan los reyes del mundo, cual prócer que vigila su reino desde el trono. Un trofeo, sea cual fuere, siempre deja un buen sabor de boca: el bebé que encuentra su chupete, el padre que se emociona cuando gana un partido su equipo preferido, la alumna que recibe una matrícula de honor en la universidad…Son instantes pequeños, pero inmensamente agradables, que llevan a experimentar la sensación de ser como un ciervo que otea desde la atalaya. En definitiva, un santiamén de felicidad en el que todo lo demás no importa ni lo más mínimo.
No obstante, es bien sabido que si no hay esfuerzo no hay gratificación. ¿Dónde se ha visto que alguien ejerza de médico sin haber empollado, previamente, durante más de siete años en una facultad? ¿Y que un actor, músico o pintor triunfe sin haberse dedicado a su quehacer? Muchos son los ejemplos de personas que se han dedicado en cuerpo y alma a su tarea y han logrado maravillas. Empero, como contrapunto, también son muchas cosas las que se tienen que dejar atrás: amigos, familia, comodidades, libertad en ocasiones…No es oro todo lo que reluce. Incluso puede que las circunstancias superen los límites de la paciencia humana y el resultado sea desastroso. Como anécdota, se puede nombrar a Kurt Cobain, cantante de la banda americana llamada Nirvana, que se suicidó al poco tiempo de alcanzar la fama. Entre otras razones, este icono del grunge se quitó la vida porque no supo convivir con su galardón, la popularidad.
En conclusión, el camino hacia la gloria tiene su lado bueno y su lado malo. Por un lado, conseguir un reconocimiento al mérito es uno de los momentos más satisfactorios de la vida. Por otro lado, conlleva un sacrificio, mas no hay que darse nunca por vencido pues quien algo quiere, algo le cuesta.
No obstante, es bien sabido que si no hay esfuerzo no hay gratificación. ¿Dónde se ha visto que alguien ejerza de médico sin haber empollado, previamente, durante más de siete años en una facultad? ¿Y que un actor, músico o pintor triunfe sin haberse dedicado a su quehacer? Muchos son los ejemplos de personas que se han dedicado en cuerpo y alma a su tarea y han logrado maravillas. Empero, como contrapunto, también son muchas cosas las que se tienen que dejar atrás: amigos, familia, comodidades, libertad en ocasiones…No es oro todo lo que reluce. Incluso puede que las circunstancias superen los límites de la paciencia humana y el resultado sea desastroso. Como anécdota, se puede nombrar a Kurt Cobain, cantante de la banda americana llamada Nirvana, que se suicidó al poco tiempo de alcanzar la fama. Entre otras razones, este icono del grunge se quitó la vida porque no supo convivir con su galardón, la popularidad.
En conclusión, el camino hacia la gloria tiene su lado bueno y su lado malo. Por un lado, conseguir un reconocimiento al mérito es uno de los momentos más satisfactorios de la vida. Por otro lado, conlleva un sacrificio, mas no hay que darse nunca por vencido pues quien algo quiere, algo le cuesta.
9 oct 2012
Mejor solos que mal acompañados
Desde pequeños nos inculcan que hay
que estar en silencio y en serenidad para poder hacer las cosas bien.
Sin embargo, no nos gusta estar callados. Asociamos la ausencia de ruido
con la soledad, con no estar rodeados de nuestros amigos, con la
muerte...Y, en parte, todo eso es cierto ya que en esas circunstancias
también aparece el silencio. El aburrimiento, el cansancio o la vejez
son otras acepciones de esa palabra. Seguramente, nuestros padres nos
han mandado callar porque la abuela estaba en casa durmiendo o viendo la
"caja tonta". Es decir, valoramos el ruido como algo positivo: es
locura, es acción, es diversión, es vida.
No obstante, estamos equivocados. Los mejores momentos de nuestra existencia son silenciosos: un beso, una sonrisa, una caricia, un abrazo o una mirada no son instantes sonoros; pero estos nos llevan a la gloria. Es maravilloso escuchar un "te quiero", mas es todavía más magnífico sentir que la otra persona nos ama. No hace falta decir nada para expresarlo. Además, el silencio nos permite saborear cada minuto que pasamos en este planeta. Conseguimos apreciar, hasta límites insospechados, todas aquellos instantes que no estamos dispuestos a olvidar.
Asimismo, la tranquilidad da paso a las buenas ideas. Einstrein descubrió la gravedad cuando una manzana cayó mientras estaba descansando. Por no decir cómo nos ayuda en situaciones de peligro. Es nuestro mejor aliado porque nos permite prestar más atención.
A pesar de todas esas magníficas cosas que ocurren en segundos mudos, pensamos antes en los significados negativos. ¿ O es que tenemos miedo a quedarnos en silencio?
8 oct 2012
La importancia de la confianza
Confianza…curiosa palabra. ¿Qué es la confianza? Una de las acepciones con las que la RAE define este término es “esperanza firme que se tiene de alguien o algo”. Esperanza, otro vocablo igual de particular y abstracto. La confianza puede ser considerada de manera diferente para cada persona y en cada situación. En ocasiones, se refiere a una acción positiva, la novia que confía plenamente en su pareja; o negativa, cuando un hermano le quita la ropa al otro sin pedir permiso. Aquí está la clave ya que el mundo se mueve a través de esta dicotomía: depositar confianza o abusar de ella. El peatón que cruza la calle confiando en que el coche no acelere, la madre que espera que su hija estudie, el perro que se fía de su amo, el niño que no le deja un juego a su amigo por si no lo devuelve…
Incluso se han inventado fórmulas para medir el grado de confianza que se tiene en una persona o en un objeto. Una de ellas es la tan nombrada prima de riesgo. Este concepto mide, en definitiva, la capacidad que tiene un país endeudado para hacer frente a su déficit. Sin embargo, como lo complicado siempre ha llamado más la atención, cuanto más alto es su valor numérico peor situación ya que hay menos esperanzas en que un Estado pague lo que ha financiado.
Y la esperanza, ¿dónde queda? Con la decepción, la confianza se acaba. Hasta 2008, la sociedad española estaba sumergida en una dinámica que sólo mostraba que las vacas gordas se convertían en obesas. No había preocupación ni por la prima, ni por la vecina, ni por la abuela. La mayoría no se cuestionaba nada, no tenía desconfianza de nada. Pero, a partir de ese año, afloraron los problemas económicos debido a las malas gestiones de años pasados; y la deuda pública, los impuestos y los recortes no paraban de aumentar. Entonces, aparecía la prima de riesgo alcanzando máximos históricos y el discurso cambiaba: “cuidado, que viene la prima”.
La esperanza es lo último que se pierde; No obstante, ha pasado el tiempo suficiente como para que desaparezca. La sociedad ya no cree en nada. Se hace difícil llevar un país así, ¿verdad? Pero cuán importante es cuidar y respetar esos votos electorales y no hacer lo que a cada uno le viene en gana...
Incluso se han inventado fórmulas para medir el grado de confianza que se tiene en una persona o en un objeto. Una de ellas es la tan nombrada prima de riesgo. Este concepto mide, en definitiva, la capacidad que tiene un país endeudado para hacer frente a su déficit. Sin embargo, como lo complicado siempre ha llamado más la atención, cuanto más alto es su valor numérico peor situación ya que hay menos esperanzas en que un Estado pague lo que ha financiado.
Y la esperanza, ¿dónde queda? Con la decepción, la confianza se acaba. Hasta 2008, la sociedad española estaba sumergida en una dinámica que sólo mostraba que las vacas gordas se convertían en obesas. No había preocupación ni por la prima, ni por la vecina, ni por la abuela. La mayoría no se cuestionaba nada, no tenía desconfianza de nada. Pero, a partir de ese año, afloraron los problemas económicos debido a las malas gestiones de años pasados; y la deuda pública, los impuestos y los recortes no paraban de aumentar. Entonces, aparecía la prima de riesgo alcanzando máximos históricos y el discurso cambiaba: “cuidado, que viene la prima”.
La esperanza es lo último que se pierde; No obstante, ha pasado el tiempo suficiente como para que desaparezca. La sociedad ya no cree en nada. Se hace difícil llevar un país así, ¿verdad? Pero cuán importante es cuidar y respetar esos votos electorales y no hacer lo que a cada uno le viene en gana...
20 abr 2012
Sí, la flota se hundió
Título: Battleship
Dirección: Peter Berg. Intérpretes: Taylor Kitsch, Brooklyn Decker, Liam Neeson, Rihanna, Alexander Skarsgard.
Género: acción bélica. País: EE UU, 2012. Duración: 130 minutos.
Las producciones de Hollywood, esas que luego se cuelan en los primeros lugares de taquilla, son cada vez peores. Peter Berg ha declarado que “en varios sentidos, la base de esta película es real”. ¿Real? Pero si la “base” es un juego de mesa… ¿Eso qué tiene de verídico?
Es cierto que se sabía que lo único que quería la empresa Hasbro era promocionar el Battleship (Hundir la flota, en español). Es decir, la cinta es una adaptación del clásico pasatiempo de los barquitos. Menos mal que no todo ha sido una copia y se incluye una novedad: la batalla es entre la U.S.Navy y una armada alienígena que tiene como primer objetivo eliminar a la humanidad.
¿Dónde está el Berg de películas tan sorprendentes como Very Bad Things? Si bien es verdad que con Hancock se estrelló, se esperaba un resurgir de este director. Como en el anterior trabajo, se deja llevar por un bombardeo de espectaculares efectos especiales, pero la falta de un argumento quita la emoción y la intriga.
¿Para hacer esto hacía falta sobrepasar los 90 minutos? Dos horas que son consideradas como la frontera entre las cintas formales y las efímeras –aunque aquí no hace falta pensar demasiado en qué parte del límite se encuentra. Para más burla uno de los fichajes estrella es la cantante Rihanna, sin experiencia en el cine, que interpreta uno de los papeles principales.
La película -cercana a la comida del McDonald’s sin ningún valor nutricional, pero que se asimila rápido- es una mezcla Transformers con Independance day. Un trabajo que deberían omitir cuando hablen de su trayectoria cinematográfica. Se dice que esta es la era del aborregamiento y es que es evidente que sin un estilo personal es lógico que salgan blockbusters desganados, forzados y para nada novedosos.
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