24 nov 2012

...el otoño llama a tu puerta

¿De verdad ha llegado? Se preguntarán los ciudadanos madrileños. Acostumbrados a los extremos y no a las temperaturas suaves, no se dan cuenta de que los cambios ya están aquí. 
Los árboles cambian su imagen vistiéndose de marrón y negro. El viernto les ayuda a deshacerse de los coloridos complementos del verano. Las hojas caen y los animales ultiman los preparativos para el invierno. El sol, cada vez más tímido y con menos fuerza, va desapareciendo. Y llega la lluvia...
Comienzan los recuerdos del verano: el ardiente sol, la playa, el rugir de las olas, los gritos de los niños que juegan al fútbol en la plaza del pueblo...Afloran los sentimientos de tristeza y nostalgia. Las personas también prefieren vestir otro atuendo - o, más bien, se ven obligados a ello. Es curioso que hasta la actitud cambie. ¿Dónde quedó la jovialidad y vitalidad de la estación pasada? Vuelta a la rutina, vuelta al trabajo, al estudio y al quedarse en casa. Parece ser que el otoño trae consigo el cansancio, el derrotismo o la resignación. Los individuos sueñan con la diversión anterior y ansían la futura. 
Sin embargo, no se empapan del verdadero espíritu de esta época. Si la naturaleza realiza un cambio todos los años, será por algo ¿no? Es el momento de tomarnos un respiro, de pensar en el porvenir, de centrarnos en lo que de verdad importa. Es la hora de aprender, de mirar, de experimentar. De verdad, ¿no lo oyes?
Te está llamando, ábrele.

No hay comentarios:

Publicar un comentario